Un prestigioso periódico comienza a publicar las obras de Julio Verne en forma parecida a su edición original, con los dibujos que causaron ya impresión en su tiempo, y le han convertido en el autor más traducido en el mundo después de Agatha Christie.
Juan José Millás ha escrito que Julio Verne desarrolló nuestra imaginación con sus predicciones fantásticas sobre los futuros inventos, exploraciones de la Tierra y del espacio interestelar. Quizás Fernando Savater, en sus semi-memorias sobre “La infancia recuperada”, ha concedido el valor debido a las historias de aventuras que han cautivado al público adolescente hasta la actualidad.
Ahora bien, la vida de Julio Verne no fue una aventura sin conflictos. Su padre quiso que estudiara Derecho como él, y, durante su juventud en París, nuestro autor buscó la forma de desarrollar su vocación literaria. A ello no fueron ajenos los disgustos sentimentales que sufrió con las mujeres que quiso en su lugar de nacimiento. Ello se refleja en los repetidos personajes femeninos de sus primeras novelas. Tampoco es verdad que Julio Verne no viajara. Ya en la Biblioteca nacional de París elegía las historias geográficas. Y, cuando pudo permitírselo, llegó a hacer cruceros, además de viajar por Europa. Sigue leyendo